domingo, 13 de mayo de 2007

DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO UCRANIA DE PABLO ROLDÁN

La verdad que el tipo era lamentable, se disfrazó de hijo de algún obrero de Ucrania del año de la última postguerra. Se vino con la mujer y un berraco de niño chico, para no ser tan indecente y paupérrimo, pero la puesta en escena olía a colada hogareña recién centrifugada, de pareja formando una familia en un barrio dormitorio sombrío de los aledaños de cualquier asquerosa ciudad.

Contó las tristes aventuras de su vida, con sus dientes de paleta algo separados típicos de los cuenta cuentos, un embustero atemporal de las corralas donde se gestó el inmundo teatro, a base de gente maloliente y desocupada.

El chivo expiatorio del libro que explicó, o el personaje central, era un pobre amigo, algo así como un perdedor de la vida que, aunque corriera solo, siempre salía segundo, como dejó caer el cronista.

En fin, un bodrio, el tipejo este se casa con una rusa, una hembra bien plantada de los Urales, roneando con la tipa con aires de triunfador delante de sus amigos de infancia para al fin verse tirado. Fin de la novela para mi y entrega de papeles del I.N.E.M. para que se busque el escritor un trabajo honrado de freganchín.

El presentador del escritor, un flaco macilento y lametón "esos admiradores incondicionales" sopla pollas y vacíos de contenido que hay por todo el mundo.

Para terminar esta historia, sólo quedan los asistentes de la reunión, una panda de catetos faltos de elegancia, ni siquiera había un snob como suele haberlos en los eventos de más calidad ¡Ah! La copa de vino español, al bar de la esquina.

¡Hasta luego monos sombríos!

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