domingo, 13 de mayo de 2007

PASQUIN IN MUNDO (Así sea)


El psicólogo le dijo, que tal vez al emerger por coño de su madre, había aspirado meconio, que por eso fumaba tabaco negro y que siempre tenía esa expresión de estar como oliendo a mierda.


Un carácter amargo, una naturaleza crítica, sombría, un análisis de la vida siempre vista a través del tubo del colon, ese humor agrio, estomacal, flatulento, de digestiones pesadas, ígneas, gaseosas, putrilimas, perteneciente a las profundas calderas del organismo, un proceso incómodo, infraestructural, una concepción de la vida verdaderamente asquerosa de incorporación, elaboración y expulsión.


Esa era la base de su temperamento, desde la elección de una simple marca de tabaco, hasta el tono de su vestimenta a juego con un color de piel amojonado, amén de sus vapores corporales, sobre todo el axilar que puede planchar a un gorila. De todo esto, lo que puede aflorar es un excelente dramaturgo o un columnista de escatología ciudadana o quizás un industrial elaborador de piensos para perros viejos y malhumorados, o un astrónomo que analiza los gases y la carroña estelar de gastadas estrellas hasta la explosión de resplandecientes supernovas, o el forense amante de cadáveres demacrados, cirujano digestivo, fabricante de retretes, amante del lado oscuro, siderúrgico, empleado de metro, inspector de alcantarillado, novelista de underground o tomador por culo etc.


¡Hasta luego monos sombríos!

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